Desarrollo multiexperiencia: creando aplicaciones para múltiples dispositivos

Las empresas ya no se preguntan si desarrollar una plataforma o aplicación optimizada para escritorio, móviles, o para ambos. En cambio, se trata ahora de gestionar el creciente mercado de dispositivos y la experiencia de cada uno.

Hoy en día, toda aplicación que quiera ser competitiva debe adaptarse y funcionar sin fricción a lo largo de distintos dispositivos.

El desarrollo multiexperiencia se enfoca en crear puntos de contacto accesibles y que cumplan un propósito puntual, todo esto mientras mantienen una experiencia consistente a través de distintos medios como sitios web, aplicaciones móviles y de escritorio, etcétera. Conozcamos más.

¿Qué es el desarrollo multiexperiencia?

El desarrollo multiexperiencia es un paradigma que redefine cómo los usuarios interactúan con entornos digitales mediante diversas modalidades como tacto, voz y gestos.

Se centra en la creación de experiencias cohesivas a través de múltiples dispositivos (móviles, tablets, wearables) y puntos de contacto digitales (web, apps, chatbots, realidad aumentada). Más que una simple adaptación responsive, implica diseñar interacciones multisensoriales donde cada dispositivo aporta una experiencia única pero interconectada.

Este enfoque responde a la evolución de las expectativas del usuario, que ya no se conforma con interfaces estáticas sino que demanda interacciones fluidas y contextuales. Las empresas líderes utilizan plataformas MXDP (Multiexperience Development Platforms) para desarrollar desde un único código base aplicaciones que funcionan en navegadores, dispositivos móviles, IoT e incluso entornos inmersivos.

La meta es crear un recorrido unificado donde el usuario transite entre dispositivos sin perder continuidad en su experiencia.

¿Qué considerar para el desarrollo multiexperiencia?

Al implementar estrategias multiexperiencia, es esencial priorizar la coherencia entre canales y la adaptabilidad a diferentes modalidades de interacción.

Plataformas low-code/no-code

Estas herramientas permiten acelerar el desarrollo mediante entornos visuales intuitivos, reduciendo la dependencia de equipos técnicos especializados.

Las plataformas low-code y no-code ofrecen bibliotecas de diseño preconfiguradas que mantienen la identidad de marca en todos los dispositivos sin necesidad de codificación personalizada. Para casos complejos, las APIs de experiencia digital (DX API) integran marcos front-end existentes con la lógica de negocio centralizada.

Personalización basada en IA

La personalización basada en IA es otro pilar crítico, donde algoritmos de machine learning analizan el comportamiento del usuario para ofrecer contenido relevante en cada contexto.

Esto incluye chatbots predictivos en WhatsApp o Alexa que anticipan necesidades, y sistemas que ajustan automáticamente interfaces según el dispositivo usado. Paralelamente, debe garantizarse seguridad en flujos sensibles como pagos, implementando autenticación biométrica coherente entre wearables y móviles.

Puntos de contacto

Los puntos de contacto son los canales específicos donde los usuarios interactúan con aplicaciones multiexperiencia. Cada uno requiere estrategias de diseño particulares para optimizar la experiencia.

Navegadores web  

Los navegadores siguen siendo el punto de entrada más universal, especialmente para tareas complejas como formularios largos o comparativas de productos. Aquí, la prioridad es garantizar carga ultrarrápida y diseño adaptable que funcione desde dispositivos móviles hasta pantallas de escritorio de alta resolución.

La estructura semántica con encabezados H1-H3 claros mejora la navegación y accesibilidad, especialmente cuando los usuarios alternan entre lectura en móvil y escritorio.

Las Progressive Web Apps (PWAs) elevan esta experiencia al ofrecer funcionalidades nativas como notificaciones push y acceso offline directamente desde el navegador. Esto elimina fricciones de instalación manteniendo consistencia con versiones móviles nativas. Para transacciones críticas, la integración con APIs de pago permite flujos seguros sin abandonar el contexto del navegador.

Aplicaciones móviles  

Las apps nativas aprovechan hardware específico como cámaras, GPS y sensores para crear experiencias hipercontextualizadas.

Por ejemplo, apps retail que usan realidad aumentada para superponer muebles en espacios reales mediante la cámara del teléfono. El desarrollo debe priorizar gestos táctiles intuitivos (swipes, zooms) y optimizar consumo de batería, especialmente en interacciones prolongadas como streaming en vivo.

La integración con wearables amplía estas capacidades: notificaciones vibradoras en smartwatches para alertas urgentes o controles de salud continuos que sincronizan datos con la app móvil. Plataformas como Pega permiten desarrollar funciones móviles mediante mashups que integran servicios externos sin reescribir código base, acelerando actualizaciones.

Tabletas  

Las tablets ocupan un nicho único al combinar portabilidad con pantallas amplias, ideales para creación de contenido (diseño gráfico, anotaciones). Aquí el diseño debe habilitar interacciones multitáctiles avanzadas como zoom con dos dedos o rotación de objetos con gestos, junto a soporte para stylus con sensibilidad a la presión.

En educación, esto permite apps que simulan experimentos de química mediante manipulación táctil de elementos 3D.

Para uso empresarial, las tablets optimizan flujos como firma digital de contratos con lápiz óptico o inventarios mediante escaneo QR. La clave es mantener coherencia con la versión móvil: un usuario que inicia una tarea en su teléfono debe poder continuarla en la tablet sin repetir pasos, sincronizando datos en tiempo real.

Televisores inteligentes  

Los Smart TVs presentan desafíos únicos como interacción mediante control remoto y distancia de visualización mayor. Las interfaces deben usar fuentes grandes, alto contraste y navegación simplificada con pocos clics (ej: menús horizontales). Plataformas como Android TV permiten desarrollar apps con comandos de voz integrados para búsquedas sin teclado físico.

En entretenimiento, experiencias como transmisiones deportivas en 360° o cine en casa con realidad virtual complementaria amplían el engagement[3]. Para retail, apps de TV permiten visualizar productos en escala real mediante AR usando la cámara del móvil como complemento, creando un flujo multidispositivo cohesivo.

¿Dónde explorar el desarrollo multiexperiencia?

Las tecnologías emergentes abren nuevas dimensiones para experiencias inmersivas que trascienden pantallas tradicionales.

Realidad aumentada  

La RA superpone información digital en entornos reales mediante dispositivos móviles o gafas especializadas. En retail, apps como IKEA Place permiten visualizar muebles en el espacio real del usuario antes de comprar, reduciendo devoluciones.

Para mantenimiento industrial, técnicos usan gafas RA que muestran instrucciones superpuestas sobre maquinaria mientras mantienen las manos libres.

Los marcadores visuales (como QR) activan experiencias contextuales: apuntar el móvil a un cartel de museo despliega información histórica en 3D. Plataformas MXDP como Pega incluyen herramientas low-code para crear estas experiencias sin desarrollar motores AR desde cero, acelerando la implementación.

Realidad virtual  

La VR crea entornos inmersivos completos mediante headsets como Oculus. Más allá de gaming, se usa en capacitación médica para simular cirugías complejas con retroalimentación háptica, o en bienes raíces para recorridos virtuales de propiedades no construidas. La clave es diseñar interacciones intuitivas mediante controles manuales que replican gestos naturales (agarrar, empujar).

Para evitar mareos, los desarrolladores optimizan tasas de fotogramas y reducen la latencia mediante técnicas como foveated rendering. Experiencias sociales como conciertos virtuales permiten a usuarios interactuar mediante avatares sincronizados en tiempo real, creando nuevas formas de conexión multisensorial.

Realidad mixta  

La RM combina elementos físicos y digitales interactuando en tiempo real, usando dispositivos como Microsoft HoloLens. En diseño industrial, ingenieros manipulan modelos 3D holográficos sobre mesas físicas para ajustar componentes antes de fabricarlos. En logística, sistemas de picking usan gafas MR que proyectan rutas óptimas sobre pasillos reales de almacenes.

La espacial computing permite interacciones como «fijar» hologramas en ubicaciones físicas específicas: un usuario puede dejar notas virtuales visibles solo para colegas en ese espacio. Plataformas como Unity facilitan el desarrollo de estas experiencias con soporte multidispositivo integrado.

Weareables  

Dispositivos como smartwatches o gafas inteligentes ofrecen interacciones mínimas pero contextuales. En salud, wearables monitorean signos vitales y alertan mediante vibración sobre anomalías, sincronizando datos con apps médicas. Para retail, gafas como Google Glass muestran información de productos al mirar estantes, con comandos de voz para agregar al carrito.

El desafío es diseñar micro-interacciones: notificaciones en smartwatches deben ser ultrabreves (<5 segundos) con vibraciones diferenciadas para prioridades. Plataformas IoT como Samsung Tizen permiten desarrollar aplicaciones que funcionan offline en wearables, sincronizando datos cuando hay conexión.

Internet de las cosas  

El IoT conecta objetos cotidianos (electrodomésticos, sensores industriales) a aplicaciones multiexperiencia. En hogares inteligentes, apps móviles controlan termostatos que aprenden patrones de uso, mientras asistentes de voz permiten ajustes manos libres.

La seguridad es crítica: plataformas como Azure IoT Edge cifran comunicaciones y permiten procesamiento local de datos sensibles. APIs estandarizadas (MQTT) aseguran compatibilidad entre dispositivos de distintos fabricantes, creando ecosistemas cohesivos.

El desarrollo multiexperiencia representa la evolución natural de la interacción digital, donde la cohesión entre dispositivos y la adaptabilidad a contextos específicos definen el éxito. Plataformas low-code y tecnologías emergentes como AR/VR están democratizando la creación de estas experiencias, permitiendo a empresas ofrecer recorridos fluidos que anticipan necesidades del usuario.

La clave reside en mantener la esencia de la experiencia humana: interacciones intuitivas, relevantes y libres de fricciones, sin importar el dispositivo usado.

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